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BERTRAND; NOTAS BIOGRÁFICAS DE UNA PINTORA POCO CONOCIDA
Y DISCÍPULADE ERNESTO DE LA CÁRCOVA

Prof. Dr. Jorge Daniel Lemus
Cátedra de Historia de la Medicina
Departamento de Salud Pública y Humanidades Médicas
Facultad de Medicina – Universidad de Buenos Aires

INTRODUCCIÓN – RECUERDOS PERSONALES SOBRE MARIA ELENA BERTRAND

Conocí a esta poco citada pintora argentina durante los años 60, cuando ella tenía casi 70 años, estaba retirada de su presencia en los salones y exposiciones, probablemente jubilada de algún cargo docente en el que se desempeñó, y su fuente de ingresos era dar lecciones particulares en el estudio de su casa.

Mi vinculación con ella fue puramente casual. A los años enviaron un pequeño trabajo mío (témpera) en representación de la Escuela Pública “Gervasio Antonio de Posadas” en el barrio de San Cristóbal, al Primer Concurso Infantil de Dibujo y Pintura que realizaba el Consejo Nacional de Educación, el que fue seleccionado y recibió el Premio Estímulo 1958 (el premio era un libro, “Los muchachos de Jo” de Louisa May Alcott, autora que no gustaba mucho a los alumnos varones de esa época).

Se le aconsejó a mi madre, en razón de los comentarios favorables que había recibido mi “obra”, a la sazón llamada “La Leyenda del Cacuy” (se contaba un cuento y los alumnos pintaban libremente sobre la interpretación pictórica del tema), que me enviara a estudiar algo de pintura.

Leyenda del Cacuy (Santiago del Estero): dicen que en el monte vivían dos hermanos. Pero mientras el se desvivía por atenderla y hacerla feliz, ella totalmente indiferente, parecía gozar haciendo daño a su hermano. A veces, hosca y huraña lo privaba del placer de su compañía. Un día, cuando el volvía cansado y sediento del monte, ella derramó el último bote de miel que tenían. Harto de soportarla, la invitó al monte, a buscar un nuevo panal que había encontrado. Ella (inexplicablemente) aceptó. Al llegar a un árbol muy alto, él le dijo que debía taparse la cabeza, pues había peligro si las abejas andaban cerca. Ella sumisa y embozada, comenzó el ascenso antes que su hermano. Cuando llegó a los más alto del árbol, él, simulando que ascendía, fue bajando mientras desgajaba totalmente el tronco. Cuando pasó el tiempo y ella, quitándose la manta, se dio cuenta de la trampa en que había caído, comenzó a llamar a su hermano; ¡Turay!. Al verlo que se alejaba le gritó; ¡Cacuy…Turay! (detente párate hermano). Pero él no regresó. Y mientras la noche envolvía al monte con su manto de negrura, ella se convirtió en pájaro que gime, llamando aún su hermano.

Tomé las primeras lecciones con mi propio docente de pintura en la Escuela, el maestro Caputo, pero a los pocos años me comenzó a ser imposible asistir a sus clases, dada la distancia que tenía que recorrer hasta su estudio. Averiguamos en el barrio y descubrimos que a pocas casas de la nuestra (calle Sarandí, a la altura de la Av. San Juan), en un elegante Petit Hotel, vivían tres hermanas solas y solteras, una, profesora de Actividades Prácticas, otra de Matemáticas y otra de Pintura. Las hermanas Bertrand.

Así conocí a María Elena Bertrand y comencé a recibir lecciones de ella. La casa era enorme, y tenía un atelier bellísimo, con toda una pared vidriada y con luz natural. En las paredes lucían óleos de su autoría, de gran tamaño, aunque yo era muy pequeño y las comparaciones podrían hoy no ser exactas. Pero en realidad mi interés y asombro lo recibía la biblioteca. Mientras esperaba la lección me sentaba en un sillón pegado a los estantes y los libros, y podía observar la antigüedad de algunos, especialmente los encuadernados en pergamino. El impacto era mayúsculo porque yo sólo conocía la biblioteca de la Escuela... un mueblecito con dos o tres docenas de libros infantiles.

A mi solicitud, me dio permiso para verlos, mientras esperaba mi turno. Paulatinamente comencé a llegar más temprano para poder tener tiempo de ver más libros, lo que advirtió obviamente la pintora. En un momento tenía más interés en los libros antiguos que las lecciones de pintura.

Era Bertrand una mujer para mí entrada en años, como les pasa a los niños con los adultos, de poca altura y muy afable. El trato era correcto y me enseñaba fundamentalmente el uso del óleo, técnica que utilicé de allí en adelante hasta la década de los ochenta. Su interés -como veremos- eran las naturalezas muertas y los desnudos, de estilo figurativo y realista como su maestro; Ernesto de la Cárcova.

En realidad su influencia no era para mí del todo buena, ya que no le interesaba el arte moderno, y siempre pinté dentro del realismo que me transmitía.

Luego de algunos años de asistencia a su estudio, mi ingreso al colegio secundario y al trabajo formal, me alejaron de ella. Durante casi una década, pinté grandes formas (al punto de tener que armar mis propios bastidores) muy ligadas a su estilo.

Ni en esa época, ni en años posteriores, leí nada sobre ella, a tal punto que creí que era una profesora de pintura ignota dedicada fundamentalmente a la docencia, aunque me extrañaba que los cuadros que había visto en su estudio eran realmente impresionantes y ella -como al pasar- me decía de los premios que algunos habían recibido.

DATOS BIOGRÁFICOS

Es muy pobre lo que se conoce de Bertrand. Con gran acierto, y dentro de su tesis de porqué las artistas mujeres argentinas fueron olvidadas, especialmente entre 1920 y 1940, expresa Georgina Gluzman que “un enfoque más sociológico, que se centre en las cualidades compartidas que tienen las mujeres como grupo socialmente construido, puede arrojar más luz sobre ellas que las metodologías más tradicionalmente asociadas con la historia del arte”.

La pintora María Elena Bertrand nació en 1899 y exhibió una serie de desnudos notables en la década de 1920. También encontré artículos de prensa sobre su viaje a Europa en 1926, cuando expuso en Madrid y logró cierto éxito. El resto de su vida es completamente desconocido, incluso el momento de su muerte. Además, aún no he podido encontrar ninguna obra que haya sobrevivido en museos o colecciones privadas. Sé que al menos tres de sus pinturas fueron subastadas en Buenos Aires hace algunos años, pero no he podido rastrear ninguna de ellas. Bertrand era una figura conocida en su época, pero el recuerdo de sus logros ahora es borroso. (De masajes cerebrales y crisis de identidad, Octubre 18 de 2017- Georgina G. Gluzman - The Transregional Academy on Latin American Art. II-

Sabemos el nombre de su madre y de una de sus hermanas; doña María Luisa T.de Bertrand en el primer caso y de María Luisa Bertrand en el segundo, no la de la tercera hermana, así como en la casa en que vivían, de alto costo y que es posible que pertenecieran a sus padres, en tanto las colecciones que albergaba no podían haber sido adquiridas por ellas. Asimismo, viajó a Europa, sin que haya utilizado una beca para su financiamiento, es decir, posiblemente todo solventado por su familia.

Fue alumna de Ernesto de la Cárcova, como ya citamos, y se nota la influencia de este pintor, ya muy famoso en las primeras décadas del siglo XX, especialmente en sus desnudos, si bien escuché personalmente hablar a la pintora de la influencia de Sorolla (luminismo valenciano) y Fortuny.

De la Cárcova –creador entre otras cosas del logo de la Universidad- había sido sobre todo un artista plástico argentino de gran predicamento, cuyo extraordinario óleo “Sin pan y sin trabajo”, es un hito del arte pictórico nacional. Durante la Primera Guerra Mundial el pintor estaba en Francia como Director del Patronato de Becarios Argentino y luego como miembro del Directorio del Hospital Argentino en París, junto con Santamarina, Fernández Torres, Bemberg, Cuello, Moss y Díaz de Vivar (Gotta et al., 2017).

En 1920 existe evidencia de que Bertrand participó en el X Salón Nacional; “mencionaremos un turbador ramillete de claveles, que María Elena Bertrand compuso, como mujer y como artista” (Augusta. Revista de Arte. Vol 5 Nº 27 Año III, Agosto de 1920

Los primeros datos con que contamos provienen de su viaje a España en 1926, es decir cuando la pintora ya tenía 27 años. La exposición en el salón del Círculo de Bellas artes fue inaugurada el 1 de Febrero de 1926.

El lunes próximo, a las cinco de la tarde, inaugurará en el Salón del Círculo de Bellas Artes (Plaza de las Cortes, 4), la Exposición de BUS obras de la notable pintora argentina Señorita María Elena Bertrand. La entrada será pública todos los días, de cinco de la tarde a ocho de la noche. El Imparcial (Madrid) 30 de Enero de 1926, pág.4.

Exposición María Elena Bertrand. El lunes, día 1 de febrero, a las cinco de la tarde, inaugurará el salón del Círculo de Bellas Artes (plaza de las Cortes, 4), la exposición de sus obras la notable pintora argentina señorita María Elena Bertrand. La entrada será pública todos los días, de cinco de la tarde a ocho de la noche. La Libertad (Madrid) 30 de Enero de 1926, Pág. 4.
Con asistencia de muy numeroso y distinguido público se inauguró ayer tarde, en el salón de Exposiciones del Círculo de Bellas Artes (Plaza de las Cortes, 4), la Exposición de obras de la pintora argentina señorita María Elena Bertrand. Entre las personas asistentes recordamos a los señores doctor D. Carlos de Estrada, embajador de la Argentina, acompañado por su bellísima hija; el conde de las Infantas, Director General de Bellas Artes: D. José Blanco Coris y D. Juan Pérez Zúñiga, de la Directiva del Círculo.

La exposición de María Elena Bertrand se compone de treinta obras de figura, paisaje y naturaleza muerta, en que se manifiesta solidez de dibujo, acertada composición, luminosidad y muy fino cromatismo, por lo cual auguramos ha de ser interesantísima. El Imparcial (Madrid), Martes 2 de Febrero de 1926.

La pintora argentina María Elena Bertrand expuso 28 cuadros de figuras, naturaleza muerta y paisajes, representando tipos, retratos, efectos de luz, flores y plantas de diversos países. El año Académico y Cultural (Madrid), 1926. Pág. 8

Señorita María Elena Bertrand. Notable pintora argentina, que inauguró ayer una Exposición de sus obras pictóricas en el Salón del Círculo de Bellas Artes. Doña María Luisa T. de Bertrand y su bellísima hija María Luisa, madre y hermana, respectivamente, de la expositora, y gran número de escritores y artistas. La Exposición se compone de treinta obras de figura, paisaje y naturaleza muerta, en que se manifiesta solidez de dibujo, acertada composición, luminosidad y muy fino cromatismo, por lo cual auguramos ha de ser interesantísima. La señorita María Elena Bertrand fue muy felicitada. La Libertad (Madrid) 3 de Febrero 1926. Pág. 6

Ayer visitó S.A.R. la Infanta doña Isabel, acompañada de su dama de honor, señorita Juanita Bertrán de Lis, la exposición de obras de la notable pintora argentina señorita María Elena Bertrand, que se celebra en el salón del Círculo de Bellas Artes, Plaza de las Cortes 4. Recibieron a S.A. el maestro D. Emilio Serrano, vicepresidente del Círculo de Bellas Artes y los miembros de la Directiva Sres. D. José Blanco Coris y D. Xavier Cabello Lapiedra. Hallábanse también en el salón Dr. Alberto Chiraldo, el maestro don Mariano Benlliure, doña María Luisa T. de Bertrand y su bellísima hija, María Luisa, madres y hermana, respectivamente, de la expositora. Su Alteza fue obsequiada con ramos de flores. El Imparcial (Madrid) 4 de Febrero de 1926, Pág. 4

Contempló muy detenidamente la infanta las obras expuestas, para las que, visiblemente complacida, tuvo palabras de elogio, y felicitó a la señorita María Elena Bertrand. La infanta fue obsequiada con ramos de flores. El Sol (Madrid) 4 de Febrero de 1926. Pág. 4.

“Colorista, ante todo, preferimos de ella sus naturalezas muertas, sinfónicas y delicadas. La construcción de sus figuras no es siempre completa; pero con un poco de esfuerzo más lo conseguirá la autora. Hay en ésta una educación francesa. No en vano entran en Buenos Aires muchos lienzos ajustados a los cánones del impresionismo. Auguramos a la señorita Bertrand merecidos triunfos en su arte. La voz (Madrid) 9 de Febrero de 1926, pág. 2.

En el salón del Círculo de Bellas Artes (Plaza de las Cortes, 4), se ha inaugurado esta tarde la exposición de pinturas de la notable artista argentina María Elena Bertrand. Asistieron al acto distinguidas personas, entre ellas el embajador argentino, Doctor Estrada. *. Hasta 28 obras figuran en la Exposición, las cuales han merecido unánimes elogios de los artistas y aficionados que las vieron. Son 17 cuadros de figuras, tres paisajes y ocho de naturaleza muerta Todos ellos demuestran que María Elena Bertrand no es una artista vulgar. Se trata, en efecto, de una joven inspirada y admirable pintora, que honra a su país. La exposición actual, que ha de lograr un justo éxito da cumplida fe de ello. La Época (Madrid), 1 de Febrero de 1926 N° 26.866, Pág. 3.

*En una entrevista realizada para Caras y Caretas en abril de 1926 a Carlos de Estrada, embajador argentino en España, se le pregunta sobre el rumor de un próximo viaje del Rey a Argentina, a lo que el entrevistado contestó: “nada de rumores. El Monarca declaró en la Exposición de Artistas Argentinos que se propone ir a la Argentina el año 1927. Nuestro país tiene de Don Alfonso un altísimo concepto, y profetizo a S.M. una entrada sensacional y conmovedora en la América Española, en la América que amamantó a los soldados argentinos, juventud fuerte, animosa, sentimental y corajuda, la que peleó por España en los campos de Marruecos, la que obtuvo de Millán Astray, Jefe de los Legionarios, hoy otra vez malherido, el dictado de valientes hermanos de América (Caras y Caretas, 17 de Abril de 1926). (Finalmente la visita no se produjo, en lo que pudo tomarse desde algunos sectores como un desprecio hacia los países del continente americano).

I - Saludemos a esta brava mujercita, inteligente y artista, a una genuina y digna representante de la intelectual feminidad porteña. Ante todo, lo admirable en ella es en efecto, esa afortunada tenacidad con que, en el ambiente cosmopolita y siempre “recién creado” de la gran capital argentina, ha sabido con alma de artista, adaptarse al espíritu y la tradición de las grandes escuelas y su ha formado así misma, en obediencia fiel a su temperamento y con acertado dominio de las leyes estéticas. Ya empiezan a no maravillarnos como algo raro e insólito estos “milagros” que crea América, y ya, gracias a una mayor comunicación espiritual, hemos creído, por fin, honesto no encogernos de hombros y sonreir con ofensiva condescendencia ante ellos. Pero el caso de María Elena Bertrand tiene aún cierto aire de novedad entre nosotros. En cualquier parte y de cualquier modo tiene el prestigio de su valor positivo y de su gracia ingénita
II – La exposición –muy interesante- que la señorita Bertrand acaba de inaugurar en el salón permanente del Círculo de Bellas Artes es varia y diversa. Al encararse con Europa, la gentil artista, a un criterio de selección restrictivo y limitativo, ha preferido, sin duda, el de mostrar toda la vasta y densa amplitud de sus tanteos, tan bien logrados algunos que son ya obras depuradas, plenas y rotundas, como si inteligentemente quisiera con avidez estética, que del contraste vario de las opiniones ajenas, de las forasteras preferencias emane la claridad que ha de guiarla por los caminos futuros.
III – La diversidad tiene, no obstante, un íntimo sentido de unificación. María Elena Bertrand tiene un gran temperamento. Permítanme subrayar con alborozo esta circunstancia. No sé si me aventuro demasiado al proclamar que esta característica esencial más alarmante que define al arte contemporáneo es que hay positivamente muchos “talentos” y pocos “temperamentos”. De ahí, en mi concepto, ese desconocimiento de la primordial emoción estética que justifica y ennoblece toda técnica. De ahí, en el fondo, que por lo general veamos más artificio que arte.
Las circunstancias que han rodeado hasta hoy la vida artística de María Elena Bertrand y la obra que en medio de ellas ha producido: el vigor, la gracia, la luz, la solidez que en su pintura se destacan: el espíritu y el ímpetu que la animan revelan un gran temperamento. La señorita Bertrand tiene el manadero inagotable de sus aciertos.
IV – Ciertamente no bastaría esta virtud temperamental para que el arte cuajara en realidad. Pero en la pintura de María Elena Bertrand se advierte también, fragante y valiosísimo, el talento. Quien ha pintado con el mismo vigor de acierto “Rincón de Palermo”, “Sonia” y “Aromas”, por ejemplo, acredita no sólo una sensibilidad de la mejor especie, sino un alto dominio de la técnica que aguarda sólo la contrastación y el estudio directo de los grandes maestros para llegar a la plenitud.
V – Por todas estas gracias positivas, por el valor intrínseco y real de sus obras; por el ímpetu juvenil, a un tiempo audaz y grave; por la serena disciplina reiterada a que somete la enorme vivacidad de su temperamento; por la infinita luz del infinito camino que le espera, a María Elena Bertrand rindamos homenaje. Rafael Marquina – El Heraldo de Madrid, 2 de Febrero de 1926, pág. 5.

ARTE ARGENTINO - MARÍA ELENA BERTRAND

Hoy cuenta la Argentina con un grupo admirable de mujeres artistas, espíritus llenos de luz, reveladores de sensibilidades nuevas. Dos artes, la poesía y la pintura, parecen ser las cultivadas con predilección por las creadoras de belleza en el bello país que besa el Plata y los Andes amurallan. Tócanos a nosotros saludar desde una alta tribuna periodística española a una elegida de América, a María Elena Bertrand, la primera embajadora de Ideales que llega trayendo la representación femenina de sus hermanas en luz, maga y artista del pincel, que pone y transmite su emoción en colores como pudieran hacerlo 'en estrofas, cantos o poemas las quo ungiera Apolo con su numen. María Elena Bertrand, la elegida de América, a quien hoy saludamos desde estas generosas columnas de LA LIBERTAD, trae en sus cuadros la vibración juvenil de un pueblo que hoy comienza a abrirse a la luz del Ideal. Como a mensajera gentil la recibimos nosotros, los españoles de América, que hoy luchamos, con dolor, pero con energía y con fe reconcentradas, en la tierra fraterna donde aún caben todas las conquistas del espíritu. Claro está que al hablar de arte argentino no lo hacemos desde el punto de vista, a nuestro juicio falso, de la vuelta al arte autóctono de América, al arte indio, que no existió en pintura, sino desde el universal. Influenciado por «1 medio ambiente moderno, del cual no tienen por que pensar en emanciparse los pintores, puesto que, para Imprimir personalidad a su obra, bastará siempre con dejar actuar en libertad al temperamento, «in preocuparse de escuelas ni de tradiciones dudosas, imposibles die reanudar o buscadas a capricho. Y es, particularmente en esta línea estética, quo nosotros encontramos la personalidad firme de esta joven artista María Elena Bertrand, pintando con todos los recursos actuales, realiza obra argentina libre de escuelas y de dogmas; el matiz del ambiente, la luz regional, dale sabor, carácter nacional a su pintura, que en este caso, por ser precisamente muy argentina, ha resultado muy española. Díganlo si no esos tipos de la Exposición Bertrand correspondientes a gauchos y gauchas de Buenos Aires y Córdoba, con que la raza hispánica aparece con todo su relieve y fuerza riqueza y pureza do color y, sobre todo, un buen gusto Infalible en la elección do temas, son las características fundamentales de esta pintora, que honra a su país y que nos da en su obra una sensación de vitalidad y de dinamismo múltiple, acusadores de un original y fuerte temperamento. Es extraordinaria la variedad de motivos en que ha puesto sus ojos avizores la artista, así como el cariño y el amor con que han sido tratados, sin que el pincel flaqueara un solo Instante, ya fuera ante la dificultad del trazo, forzosamente rápido, del paisaje, cuya hiz se neutraliza, se descompone o cambia, hasta diluirse o esfumarse en minutos, como en los encantadores “Rincones de Palermo”; ya ante la efigie. adusta, el rostro hirsuto del hombre casi primitivo de nuestra Pampa, como en El matón, tan lleno de carácter; ya ante el torso enérgico y varonil del Jardinero; ya ante el magnifico desnudo, la gloria hecha carne espléndida de la mujer en el Collar azul; ya ante 'la claudicante, pero sugestiva y dulce, figura de la viejecita adorable, que aún vive y palpita con singular alegría bajo la montaña de años noblemente andados, en la Inefable Sonrisa de invierno; ya en la pulpa, no blanca y dorada, sino celeste, de Sonia; ya en el cuerpo y rostro gozador de la moderna y vampiresa maja pecadora de Francesita; ya en la fisonomía franca, vigorosa y bañada de serenidad pampeana del gaucho Don Vientos; ya en el armazón pesado, aunque no exento totalmente de gracia femenina, de la Naranjera mestiza; ya en las dos máscaras, la semi-oculta y la visible, las dos cómico-trágicas, de Fetichista; ya en las caras viciosas y atormentadas de El viejo Afóstegiti y La morfinómana; ya en la «expresión infantil e ingenua de La chica del caracol; ya en la nota interesantísima de Reflejos, donde la artista hace gala de buscar dificultades para darse el placer de vencerlas; ya, por fin, en la personalísima naturaleza muerta de Despojos, donde con cuatro elementos inútiles y un bajorrelieve sabe su intuición Innegable de verdadera artista presentarnos un Inolvidable cuadro decorativo, en el que, sin hipérbole, hablan las cosas... Esa es la artista y esa es su virtud, virtud que está en sus manos mágicas, pero cuya sabiduría ha brotado purísima de un corazón, porque el sentimiento del color y de la línea, es en ella algo esencial, su vida misma. Alberto Ghiraldo . La Libertad (Madrid) 10 de Febrero de 1926. Pág. 4

La voz de la Mujer, revista mensual dedicada a la defensa de la mujer española de Madrid, desde mayo de 1917, le dedica una nota bajo el título “Las Mujeres Pintoras – María Elena Bertrand”, (Año X, Número 108, Sábado 13 de Febrero de 1916)

La notable pintora argentina María Elena Bertrand expone en el salón del Círculo de Bellas Artes una colección de obras.
Es muy interesante la personalidad artística de esta dama, a juzgar por los 28 cuadros que ayer contemplamos , frutos de su inspiración y su talento. Son más numerosos los de figura, y en ellos María Elena Bertrand ofrece relevante prueba de su firmeza para dar con el color el modelado, valiéndose de una ejecución en la que destaca como nota capital la flexibilidad. Pero en donde, a juicio nuestro, esta pintura ilustre alcanza su triunfo más logrado es en las naturalezas muertas y en el paisaje, en donde el cromatismo de su paleta se ofrece en matices y calidades de finura y de variedad notables.
A la apertura de esta exposición asistió selecta concurrencia.
He aquí lo que Alberto Chicharro dice de esta pintora en una crónica de “La Libertad”
“Hoy cuenta la Argentina con un grupo admirable de mujeres artistas, espíritus llenos de luz, reveladores de sensibilidades nuevas. Dos artes, la poesía y la pintura, parecen ser las cultivadas con predilección, por los creadores de belleza en el bello país que pasa el Plata y los Andes amurallan. Tócanos a nosotros saludar desde una alta tribuna periodística española, a una elegida de América, a María Elena Bertrand, la primera embajadora de ideales que llega trayendo la representación femenina de sus hermanas en luz, magia y gala del pincel, que pone y transmite su emoción en colores como pudieran hacerlo en estrofas, cantos o poemas, las que ungiera Apolo con su numen.
María Elena Bertrand, la elegida de América, a la que hoy saludamos desde esta generosas columnas de LA LIBERTAD, trae en sus cuadros la vibración juvenil de un pueblo que hoy comienza abrirse a la luz de un ideal.
Como mensajera gentil la recibimos nosotros, españoles de América, que hoy luchamos, con dolor pero con energía y con fe reconcentradas, en la tierra fraterna y donde aun caben todas las conquistas del espíritu.
Claro está que hablar de arte argentino no le hacemos desde el punto de vista, a nuestro juicio, falso, de la vuelta al arte autóctono de América, el arte indio, que no existió en pintura, sino desde el universal, influenciado por el medio ambiente moderno, del cual no tienen que pensar en emanciparse los pintores, puesto que, para imprimir personalidad a su obra, bastará siempre con dejar actuar en libertad su temperamento, sin preocuparse de escuelas, ni de tradiciones dudosas, imposibles de reanudar, o buscadas a capricho. Y es particularmente en esta línea estética, que nosotros encontramos la personalidad firme de esta joven artista.
María Elena Bertrand, pintando con todos los recursos actuales, realiza obra argentina libre de escuelas y de dogmas, el matiz del ambiente, la luz regional, darle sabor, carácter nacional a su pintura, que en este caso, por ser precisamente, por ser muy argentina ha resultado muy española. Díganlo si no esos tipos de la Exposición Beltand (¿) correspondientes a gauchos y gauchas de Buenos Aires y Córdoba, en la que la raza hispánica aparece con todo su relieve y fuerza.

La Unión Ilustrada (Madrid) – 14 de Febrero de 1926, Pág. 22.

También se hace eco de la muestra el periódico ABC de Madrid, en la edición de la mañana del jueves 4 de Febrero de 1926 (pág. 18), bajo el título Exposición María Elena Bertrand;

Ayer tarde visitó S.A.R. la infanta doña Isabel, acompañada de su dama de honor, señorita Juanita Bertrán de Lis, la exposición de obras de la notable pintora argentina señorita María Elena Bertrand, que se celebra en el salón del Círculo de Bellas Artes (plaza de las Cortes, 4).
Recibieron a Su Alteza el maestro don Emilio Serrano, vicepresidente del Círculo de Bellas Artes, y los miembros de la Directiva Sres. D. José Blanco Coris y D. Xavier Cabello Lapiedra. Hallábanse también en el salón el insigne artista D. Mariano Benlliure *, doña María Luisa T.de Bertrand y su bellísima hija María Luisa, madre y hermana, respectivamente, de la expositora.
Contempló muy detenidamente la infanta las obras expuestas, para las que, visiblemente complacida, tuvo palabras de elogio, felicitando a la señorita María Elena Bertrand. Su Alteza fue obsequiada con unos ramos de flores.
La entrada a la Exposición es pública, de cinco de la tarde a ocho de la noche.
* (recordemos que fue el escultor de la estatua de San Martín en Lima)

El 7 de febrero de 1926 (pág.28) bajo el título de Arte y Artistas, el ABC informa que “en vista del extraordinario éxito y del interés creciente que despierta la Exposición de obras de la notable pintora argentina señorita María Elena Bertrand, que se celebra en el salón de Exposiciones del Circulo de Bellas Artes (plazo de las Cortes, 4), se ha acordado abrirla también los domingos, a las horas de costumbre, o sea de cinco de la tarde a ocho de la noche, siendo la entrada pública”.

En el mismo medio, el 17 de febrero de 1926 (pág. 7), aparece la primera crítica bajo el título Exposiciones de Arte;

Fue para mí una sorpresa muy grata la contemplación de los cuadros de la señorita María Elena Bertrand.
Confeso sinceramente que siempre he tenido desconfianza en las aptitudes pictóricas de la mujer. El recuerdo de Mary Cassat y de Berta Morizot no destruía el recuerdo de Angélica Kaufmann y de madame Viguée Lebrún. Estas pintoras se hallaron colocadas en un plano estético y pictórico diametralmente opuesto a las primeras, y como hoy María Laurenzin se halla enormemente distanciada de Berta Morizot y Mary Cassat, sin acercarse a las dos pintoras del siglo XVIII.
Los casos citados siempre han tenido para mí valores de excepción, y precisamente por ser muy excepcionales, queda más afirmada mi creencia de la falta general de aptitud de la mujer para el cultivo de la pintura.
Hoy se ofrece un nuevo caso, el de la señorita María Elena Bertrand, bien definido y aun con rasgos enérgicos. La joven artista argentina manifiesta un pleno temperamento pictórico, sin atenuaciones ni mixtificaciones; es pintora. Tal vez esa cualidad tenga un valor escaso, y hasta quizá negativo, para los espíritus que creen hallarse en la vanguardia del arte. Creo firmemente que si María Elena fuese sugestionada por atracciones hacia el campo de un arte menos pictórico (no netamente pictórico), dejaría de ser ella para convertirse en una fabricante de cuadros; Dios la libre de sufrir tan fatal tentación.
Vi los cuadros de María Elena en la Agencia, en Madrid, de La Nación de Buenos Aires. Fácilmente me fue posible colocar, mentalmente, dichos cuadros por el orden en que fueron pintados; tal es el desarrollo severamente lógico con que fueron producidos. Una lógica pictórica que parte de una visión y de una sentimentalidad estética, y obra tras obra, sin retrocesos o desviaciones, sigue su desenvolvimiento.
Algunos nombres de pintores españoles contemporáneos podrían citarse, bien conocidos del público, para que, sirviendo de comparación el arte de María Elena con el de ellos, quedara bien definido el de la pintora argentina; daré un nombre, que, por ser de artista fallecido, me evita citar otros más, para que aquellos que están en igual caso y no fuesen nombrados pudieran tomar la omisión como desconocimiento mío de los caracteres o de la valía de su arte. María Elena es un temperamento plenamente pictórico, como lo fue Sorolla, y un temperamento lógico de pintor, como lo fue éste. (Comparaciones de valor las dejo a un lado, porque son inoportunas y odiosas).
Hay en ambos temperamentos un fondo clásico en el sentido de amar las formas de su arte, por ellas mismas. Toda vivencia artística comienza y se desarrolla a base de la percepción, en toda su fuerza pictórica, de una imagen o de un hecho externos. Hoy por hoy, el campo artístico de María Elena está reducido a términos poco lejanos, y existe un cultivo de intensifica
“los desnudos y naturalezas muertas de María Elena Bertrand” las exposiciones duran alrededor de diez días, y por eso se suceden sin cesar (Francis Korn – En Buenos Aires 1928 – Ed. Sudamericana, Abril 2017)

Al fin de la muestra de Bertrand se inauguró una muestra en la Sociedad Amigos del Arte, “la gran exposición de Arte Argentino”, organizada por la Universidad Nacional de la Plata. A las dos de la tarde, en el hotel Ritz, se celebró el banquete que el embajador de la Argentina, Doctor Estrada, y el delegado de dicha Universidad, Sr. Besio Moreno, ofrecieron al Ministro de Instrucción Pública, Sr. Callejo, al Director General de Bellas Artes, señor Conde de las Infantas; el Alcaide de Madrid, señor Conde de Vallellano, etc. estuvieron presentes artistas argentinos, señores Butler, María Elena Bertrand, Riccio y Larrañaga. El Imparcial (Madrid), 10 de Febrero de 1926 Pág. 5.

La artista sigue un tiempo más en España. Tenemos dos testimonios.
El PLUS ULTRA (año XI, Número 120), publicación mensual ilustrada de Abril de 1926, bajo el título de “Arte Argentino en España”, refiere que un cuadro suyo fue adquirido por el Museo de Arte Moderno de Madrid.

Hacia junio de ese año María Elena Bertrand se presenta a la Exposición Nacional de Bellas Artes de España, exponiendo en la Sala XIV. La Libertad, Notas de Arte / La exposición nacional de Bellas Artes. 13 de Junio de 1926, refiere que “la argentina María Elena Bertrand, con su cuadro Sonia, revela una técnica hábil”………Crítica de Arte; la Exposición Nacional; “……..contrasta con la habilidad de doña María Elena Bertrand en “El collar Azul” Nro. 6. El Imparcial (Madrid) 9 de Junio de 1926 Pág. 3. …..La exposición Nacional de Bellas Artes; dos pintoras exhiben sus cuadros en esta sala (XIV); la argentina María Elena Bertrand con “Sonia”, obra que acredita buenas cualidades. La Época (Madrid) 10 de Junio de 1926 Nro. 26.966 Pag.1. ……….Por último, la señorita María Elena Bertrand exhibe los lienzos Josué y El collar azul, que forman parte de su exposición particular en el Círculo de Bellas Artes, y donde, sobre todo en el último, se aprecian distinguidas y estimables dotes pictóricas. La Esfera (Madrid) 24 de Julio de 1926 Nro. 655, pág. 13.

Otras notas sobre sus muestras o referencias son;

  • La de Rodrigo Gutiérrez Viñuales en Síntesis Histórica del Arte en la Argentina (1776-1930). “Entre 1923 y 1926 numerosos pintores argentinos realizaron exposiciones individuales en España. En 1923 lo hicieron Benito Quinquela Martín con sus cuadros de la Boca, Jorge Soto Acebal con acuarelas de Guipúzcoa y Vizcaya, y Emilio Centurión, en quien Lago vio influencia zuloaguesca en el dibujo y mucho “casticismo” 130-128. Francés, José. El año Artístico, Madrid, 1923-1924, p. 364. 129. La esfera, Madrid 25 de Octubre de 1924. La esfera, Madrid, 25 de Octubre de 1924-130. La Esfera, Madrid, 30 de junio de 1925. 189. Durante 1924 José Antonio Terry inauguró su muestra de paisajes y personajes de Tilcara en Madrid. En 1925 lo hizo Ernesto Riccio con sus paisajes de Italia y España. En 1926 fueron Enrique de Larrañaga y María Elena Bertrand, el primero con tipos y lugares rurales de la Argentina.”
  • La de Lola Caparros Masegosa en Fomento Artístico y Sociedad Liberal / Exposiciones nacionales de bellas artes (1917-1936) Granada 2015 “ Sala X – 1926; completaban la sala María Elena Bertrand, argentina, que “revelaba buenas calidades
  • La de Ana Hib, en Repertorio de artistas mujeres en la historiografía canónica del arte argentino: un panorama de encuentros y desencuentros – Cuadernos del Centro de Estudios de Diseño y Comunicación Nro. 60 – Año XVII, Diciembre 2016, Buenos Aires. “Tomo III (1940), en el capítulo “La contribución femenina” (se agregan en la edición de 1981 María Luisa Argento, Sara Cichero, María Esther Bertrand, Anita Payró, Gertrudis Chale).
  • La de Lorena Mouguelar - Referentes para el arte nuevo: La Gaceta del Sur de Rosario. (páginas 059 a 076 en La Trama de la Comunicación, Volumen 17, enero a diciembre de 2013). “los nuevos espacios y sus promotores – La Gaceta del Sur cubrió de algún modo muchas de las exposiciones realizadas entre 1927 y 1928 en los nuevos ámbitos de exhibición que emergieron durante la década del veinte en el país. La muestra del escultor croata Iván Mestrovic en Amigos del Arte fue relevada a través de una gacetilla breve que contrastaba con la cantidad de reproducciones. En las primeras páginas de la Revista se distribuyeron tres obras y una fotografía del autor, mientras que de la exposición de María Elena Bertrand en la misma sala sólo se mostró un óleo.”

Ya en nuestro país, Bertrand expone en Junio de 1928 en Los Amigos del Arte. “esta distinguida artista argentina, ha celebrado con todo éxito una muestra de sus últimas telas. La Señorita Bertrand fue discípula del maestro De la Cárcova y se nota en su producción artística esa seriedad característica del que fuera su profesor. Sus cuadros nos revelan una muy plausible ansia de continua superación y también su espíritu inquieto en busca de formas y colores. La crítica de Madrid le fue muy favorable y el gobierno de la madre patria adquirió el cuadro suyo titulado “La Naranjera” para su museo de arte moderno. La muestra actual se compone de desnudos femeninos, retratos, paisajes y naturalezas muertas: veintiséis óleos en total. La finura de su temperamento se halla allí y aparece a los ojos del más profano. Sus medios de expresión son correctos: domina el dibujo y el color, y hace alarde de una lógica clásica que la convierte en una de las pintoras más positivas de la hora actual”. Caras y Caretas, Nro. 1551, Pág. 85.

PLUS ULTRA. AÑO XI. Numero 122, Publicación mensual ilustrada. Junio de 1926
NUMERO ESPECIAL. HOMENAJE DE PLUS ULTRA A LA MUJER ARGENTINA

La última referencia a Bertrand se registra en la Caras y Caretas Nro. 1698 (112) del 18 de Abril de 1931, a propósito de su intervención en la exposición de pintura, inaugurada en Bahía Blanca, por invitación de la Comisión Municipal de Bellas Artes.

IMÁGENES DE MARIA ELENA BERTRAND

Es exigua la cantidad de retratos de la pintora, todos ellos de la década del 20, no existiendo a partir de allí iconografía verificable.

El Imparcial (Madrid), martes 2 de Febrero de 1926. Año LX, N° 20.609.

La Libertad (Madrid) , 10 de Febrero de 1926, Pág. 4.

Plus Ultra, Año XI, N° 120, Abril de 1926

Caras y Caretas, Buenos Aires, 30 de junio de 1928, N° 1552 Año XXXI

SU OBRA PICTÓRICA

Bertrand recibió como expresamos la influencia de de la Cárcova, y de otros pintores que en ese momento eran muy admirados, especialmente Fortuny y Sorolla. Puede inscribírsela tanto en el realismo como en el iluminismo.

Las críticas que citamos nos da una idea de algunos motivos de sus óleos, sus títulos y las opiniones favorables o los reparos a su obra.

Del mismo modo, conocemos muy pocas reproducciones de sus cuadros; las dos mejores y en color, tienen como fuente los catálogos de ventas, aunque su obra es poco presentada en estas subastas.

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Exposición Saráchaga: Jueves 7, viernes 8, sábado 9, domingo 10 y lunes 11 de mayo, de 10 a 20 hs. en Juncal 1248 / Mayo 2009. Bertrand, María Elena. Escuela Argentina Siglo XX “Vaso de flores”. Oleo sobre tela. Mide 87 x 66 cm. Firmado M.E.Bertrand y fechado 1923 abajo a la izquierda. Ref.: la artista, discípula de la Cárcova, presentó al exposición “M.D. Bertrand – su obra a través de la crítica” en Amigos del Arte, Junio de 1928. Base Dólares: U$S 1.200.-

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Exposición Saráchaga; Lote Nro. 455 bis – Bertrand, María Elena – “La hilandera”, Escuela Argentina (1899- ). 120x 85 cm. Firmado Bertrand, abajo a la derecha.

María Elena Bertrand, Mi fetichista, 1920, ubicación actual desconocida. (De masajes cerebrales y crisis de identidad, Octubre 18 de 2017- Georgina Gluzman - Transregional Academy on Latin American Art II.) *

Para comparar, observemos un desnudo de su maestro, de la Cárcova (Ernesto de la Cárcova – Pomona, 1913), y de su alumno, Lemus ( Oleo sobre tela, estudio supervisado por Bertrand, c.1964)

Claveles – Oleo de María Elena Bertrand – “Inaugurado en Bahía Blanca, Capital Federal, por invitación de la Comisión Municipal de Bellas Artes” – Caras y Caretas Nro. 1698 (112). 18 de Abril de 1931.

ULTIMOS APORTES BIOGRÁFICOS

Como se expresa en la Introducción, dejé de asistir a las clases de María Elena Bertrand en los primeros años de la década del 60, cuando, por razones de estudio y trabajo, me fue imposible sacar tiempo para ello. De cualquier modo, seguí pintando al óleo en forma intensa, con los mismos instrumentos y estilo que me transmitiera la artista. Recién muchos años después aprendí en forma autodidacta el uso de la acuarela, el pastel y las técnicas mixtas, interviniendo en muestras individuales y colectivas.

A fines de la década del 60, volví a tener relación con su vida, aunque en este caso con su muerte.

Cerca de cumplir los 18 años, determiné que hora de pintar mi autoretrato. Oleo sobre lienzo con el mismo estilo (15 de Agosto de 1968). Cómo si hubiera invocado a Bertrand, tiempo después recibo la visita a mi casa del albacea de su testamento. Sus dos hermanas habían fallecido antes, y ahora la supértiste, María Elena, se había acordado de su pequeño alumno... y de su interés por la biblioteca, tan admirada mientras esperaba ingresar a su atelier. Me dejaba todos sus libros, ejemplares históricos, raros y con lujosas encuadernaciones. No lo podía creer y pesar de mi corta edad, recordé para siempre el momento de felicidad; hoy mi biblioteca tiene más de tres mil ejemplares, pero la centena de libros de Bertrand siempre serán la columna vertebral de la colección, y nunca me he desprendido de ninguno.

Lemus, J.D. – Autorretrato a los 18 años, öleo sobre tela, 1964

Algunos ejemplares, de la biblioteca Bertrand, de los siglos XVII, XVIII y XIX.

Una revisión lenta, pero integral de los libros recibidos -en varios años y descontando los textos en latín- me permitió hallar varias notas personales de la artista, que si bien permaneció soltera, parece que tuvo algunos intercambios sentimentales por lo menos en forma epistolar.
Entre las hojas de una edición de Lettres de Madame de Sevigne, Paris, Furne Jouet et Cie. Editeurs, 1887, pude recuperar, por ejemplo, la nota siguiente, escrita al uso de la época, con seudónimos, tanto para el receptor (“Dominador”), como para la emisora (“tu india”)

“Dominador”: tu carta me ha hecho sonreir, te pareces a esos chicos mal criados que las madres lel predican todo el día, no digas esto y hagas aquello y de repente, zás, vuelven a las mismas. La persona que tú quieres y de la que describes tantos encantos no es como tu dices y, la conozco mejor que tú, es buena y tiene la desgracia de estar enamorada (tachado; de un hombre que no la quiere) nada más, pero sabes? Yo estoy celosa de ella ojalá tuviese yo los atractivos que tu le encuentras. Eres diabólicamente perturbador, lo sabes y te aprovechas de ese tu encanto.(tachado; escribes muy bien… de aquí en adelante tachado e ilegible). Tu India.
( todo tachado de aquí en adelante )Dominador” estoy celosa de la persona que describes en tu carta. Te he escrito (50.000 ?) Cartas, todas me parecen tontas y de tanto elegir te mando la peor.

Faccsímil de la nota de referencia, Papel Bond y texto en lápiz. Fecha imposible de estimar.

No conocemos exactamente la fecha de su muerte, pero la estimo en los últimos años de la década del 60. Su petit hotel de la Calle Sarandí, entre Av. San Juan y Cochabamba entiendo que fue donado a la Iglesia de San Cristóbal, de la que era muy devota. Hoy no existe. Esa cuadra tuvo importantes reformas, en tanto se hallaba en la traza de la autopista 25 de Mayo.

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