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LA SEMANA TRAGICA Y EL SISTEMA PUBLICO DE SALUD

Primera intervención del Sistema de Urgencia de la Ciudad de Buenos Aires en una emergencia colectiva de salud

Lemus, J.D. y Lucioni, M.C.
Cátedra de Historia de la Medicina
Departamento de Humanidades Médicas
Facultad de Medicina - UBA

Organización del Sistema de Urgencias de la Ciudad de Buenos Aires – La Asistencia Pública

Expresan Penna y Madero que el origen de la Asistencia Pública en Buenos Aires, puede remontarse a la época de la fundación de la ciudad, pues aun cuando esta institución no tuviera en aquellos tiempos la fórmula, el nombre y el concepto actual, la beneficencia pública en obsequio de los pobres y desheredados que la enfermedad postraba o inutilizaba, tuvo también entonces su templo augusto donde la caridad ejercitaba su sublime ministerio, ora procurando el lenitivo al agudo dolor de las víctimas, ora curando las llagas y heridas de los lesionados, calmando siempre la afligente desesperación de los enfermos, con su suave y benéfico consuelo.

A fines del siglo XVIII se le dio al Hospital de Santa Catalina el papel de Puesto de Socorro avanzado o de Hospital de Primera Sangre, dado que su misma situación central, dentro del núcleo de la población, le imponía ese género de asistencia. Años después, el Arreglo de la Medicina de Abril de 1822, en su titulo VI obligaba a los médicos de los hospitales a visitar y curar a los enfermos en horas fijamente designadas (primera asistencia extramuros en hospitales públicos).

Durante el período comprendido entre la organización nacional y la creación oficial de la Asistencia Pública, los servicios hospitalarios estuvieron a cargo directo del gobierno municipal, quien dispuso –por ejemplo- la refacción y ampliación del Hospital General de Hombres.

Luego de estos antecedentes, el origen de la Asistencia Pública que intervendría en los hechos de la Semana Trágica, se debe a las ideas del que fue, a decir de Penna, después de Vertiz, el mas grande y genial de nuestros Intendentes o Gobernadores de la ciudad, que asesorado por el Dr. José María Ramos Mejía y comprendiendo bien las necesidades y las exigencias sanitarias, organizó por primera vez estas institución; Don Torcuato de Alvear

Intendente Don Torcuato de Alvear     Dr. José María Ramos Mejía

El 7 de Agosto de 1882, la Comisión Municipal, presidida por el Sr. Torcuato de Alvear, tomó conocimiento de un proyecto de nota sugerida por el Dr. J.M. Ramos Mejía y que aquel deseaba enviar al Ministro del Interior, creando la Asistencia Pública de la Capital, a fin de centralizar la dirección científica de todos los hospitales y demás servicios de beneficencia del municipio, y con ese objeto le pedía recabase del Honorable Congreso la inclusión en el presupuesto, para el año venidero, de una partida especial destinada a costear el personal necesario a ese propósito. El 31 de Enero de 1883 la Comisión Municipal designó a Ramos Mejía para desempeñar –por primera vez- el cargo de Director General de la Asistencia Pública. Su primera oficina se instaló, a principios de Marzo, en las habitaciones altas disponibles que existían en el departamento de administración del Hospital San Roque (hoy Ramos Mejía)


Facsímil del Acta de la Instalación de la Dirección General de la Asistencia Pública en el Hospital San Roque – 20 de Febrero de 1884.

La nueva faz bajo la cual la Asistencia Pública iniciaba los servicios médicos, contaba, en la mente de su Director, con razones poderosas para establecerse, por cuanto esta forma de asistencia funcionando paralelamente a la prestada por los Hospitales, permitiría que muchos enfermos leves o crónicos pudieran beneficiarse de ella, con notable reducción de los gastos. “es por esas consideraciones que este género de asistencia (extrahospitalaria) se impondrá como una necesidad para la vida sanitaria de este Municipio, aun cuando el mejoramiento y aumento de los hospitales llegue al más alto grado” (Ramos Mejía, 1884). Pero durante el trascurso del mismo año la Oficina de la Asistencia Pública fue trasladada a la calle Tacuarí 21, con el fin de dar más espacio a los enfermos que ya se hacinaban en el Hospital San Roque, y además para tener un lugar más conveniente para la Dirección.


Edificio de la Dirección General de “Casa de Socorro” de Nueva Pompeya
Asistencia Pública

La nueva oficina pensaba que dotando en el futuro a las “Casas de Socorro” o “postas de barrio” de un buen servicio de ambulancias rápidas, se ponía a estos establecimientos al alcance de todos, haciendo práctica la comunicación entre ellos.

En 1886 se instala la epidemia de cólera asiático, y el sistema tiene su primer problema sanitario grave, haciéndose cargo del “plan de defensa profiláctico”. Dice Ramos Mejía que “esta epidemia puso de manifiesto las ventajas del sistema unitario y centralizado de la Asistencia Pública y Administración Sanitaria”. Se usó la Casa de Aislamiento para todos los coléricos que no podían ser asistidos sin peligro en sus domicilios y manteniendo la mayor exactitud y regularidad de funcionamiento en el nuevo servicio establecido, logró, en breve tiempo, limitar la epidemia, y en un período de cuatro meses dominarla por completo. De cualquier modo la Dirección General -con facultades extraordinarias- trabajó más como coordinadora de asistencia que en tareas en lo extrahospitalario.

En 1887, Astigueta reemplaza a Ramos Mejía, en forma breve y transitoria; concluyendo su mandato el Intendente Alvear la reemplaza el Dr. Antonio Crespo, quien repone al Director Fundador, hasta Junio de 1888, que se aleja definitivamente del cargo.
La Oficina central transportaba al local en que antes existiera el Hospital de Mujeres, transformado en Sala de Urgencia, los heridos, enfermos graves y accidentados para la asistencia inmediata, y hasta su evacuación definitiva a los demás hospitales.


Nuevo Local de la Asistencia Pública - c. 1887

Durante la gestión del Dr. Eugenio Ramírez, se produce otro hecho en el que intervienen la Asistencia Pública y algunos hospitales; en Julio de 1890 se produce la revolución que derribó al Presidente Juárez Celman, y durante los combates y acciones de guerra que tuvieron lugar en las calles de Buenos Aires. Se asiste a los heridos en sus salas de urgencias y se recoge, identifica y creman todos los cadáveres que en ambos campos se produjeron. Por primera vez la Asistencia Pública demostró su importancia y los beneficios que reportaría se consolidación, ya que contaba con un parque exiguo y pocos hospitales, a tal punto que tuvieron que colaborar activamente los “hospitales de sangre” en el frente, con médicos y estudiantes voluntarios. Entre ellos se destacaron el Dr. Julio Fernández Villanueva, que murió en Libertad y Viamonte rescatando heridos, la estudiante de medicina Elvira Rawson, que luego se convertiría en la segunda mujer médica del país y destacada feminista, y el Dr. Juan B. Justo quien seis años después fundaría el Partido Socialista. La cantidad de víctimas causadas por la Revolución del 90 nunca fue bien establecida. Distintas fuentes hablan de 150 a 300 muertos, o en forma indiscriminada de 1.500 bajas, sumando muertos y heridos.


La Revolución del 90 (Revolución del Parque)

A partir de la gestión de Penna, hacia 1910 la Asistencia Pública ya representaba una rama bastante extensa de la administración municipal, exclusivamente destinada a la asistencia de los pobres en los Hospitales, en las Casas de Socorro, en los Consultorios o Dispensarios anexos y en los domicilios particulares cuando los enfermos lo solicitaran, o lo exigían las circunstancias. Era simple complemento de este servicio regular el funcionamiento del servicio médico de urgencia y primeros auxilios, destinado a toda persona, cualquiera que sea su condición social, que una enfermedad repentina, un accidente inesperado o una agravación, reclame con urgencia la intervención médica, a cuyo efecto se solicita por la vía más expeditiva y rápida, el concurso de la Asistencia Pública (Penna, 1910)

Expresa Aravena, que pronto se vio que las víctimas de accidentes desgraciados en la vía pública, talleres o casas de familia cuya salvación dependía muchas veces de la rápida intervención del facultativo, estaban expuestas a serios peligros por el abandono que sufrían en los primeros momentos; pues las disposiciones policiales exigían conservar la escena palpitante, hasta que la llegada de la autoridad competente, disponía el auxilio y la traslación del enfermo o accidentado. Como no existían medios adecuados para efectuarla con comodidad y rapidez, era necesario recurrir al primer coche de plaza que transitara por ese sitio o en su defecto y a falta de camilla, utilizar el modesto catre de lona o una escalera de mano que siempre ponía a disposición de la autoridad policial algún vecino caritativo.


Un auxilio en la vía pública, con médico, policía y ambulancia – Carátula del Tango para Piano “Amoníaco” de O.M.Fresedo, dedicado a los internos del Hospital Fernández - 1917

Las grandes distancias que mediaban hasta los pocos hospitales existentes exigían el traslado del paciente en condiciones deplorables, a veces exangüe, mutilado por sus heridas e impresionando con sus lamentos al grupo de pueblo que generalmente lo acompañaba hasta el sitio de su primera curación, que siempre era la farmacia más próxima. Correspondió al Dr. Lucio O. Aravena, en la gestión Penna crear el Servicio Médico Permanente de Urgencia y de Primeros Auxilios, dentro de la Asistencia Pública, el más antiguo antecedente de los futuros CIPEC y SAME.

Este servicio reconocía la necesidad de descentralizar las intervenciones médicas, utilizando más “Casas de Socorro” en los barrios alejados, dotando a estas y a los hospitales del personal técnico y administrativo para que funcionaran con capacidad propia. El servicio de primeros auxilios se hizo por primera vez extensivo a siete hospitales. A cada una de estas dos instituciones se le destinó un radio determinado y se las dotó con los elementos de movilidad indispensables para concurrir con la celeridad conveniente a cualquier sitio en donde sus servicios fuesen solicitados. Es el antecedente más antiguo de los isócronos de urgencia y de las áreas programáticas.


Asistencia Pública – Nuevo Equipamiento móvil (Los nuevos Marots, automóviles y a tracción animal, inaugurados, con otros aparatos, en la estación Norte)

Quedaron en esta forma establecidas diez y seis circunscripciones de servicio médico comprendida la propia Casa Central de la Asistencia Pública, distribuidas en las zonas que indica el plano adjunto, con funciones análogas y rigiendo para todas ellas el horario continuo, lo que dio a estos servicios el carácter de permanentes.


División del Municipio para el Servicio de Primeros Auxilios y Asistencia Médica – 1910

En 1907 fueron creados los puestos de médicos de primeros auxilios, alcanzando a doce en la Casa Central, dos en cada uno de los Hospitales y una en cada Casa de Socorro. En la primera hacían una guardia diaria de tres horas acompañados de un médico interno, y una guardia nocturna cada seis días. El personal de practicantes estaba constituido por seis mayores y veinticuatro menores.


Asistencia Pública – Sala de Curaciones Sala para casos de urgencia (hombres)


Oficina Central de la Asistencia Pública – Esmeralda 66 – Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Asiento de la Dirección General de la Asistencia Pública, y Administración Sanitaria, del Servicio Médico Central y de Primeros Auxilios, que tendría activa participación en la Semana Trágica.

El nuevo local de la Asistencia se estableció en la Calle Esmeralda 66, y con el Servicio Médico Permanente de Urgencia y de Primeros Auxilios constituido, la Asistencia Pública se enfrentaría, una década después, a su primera gran emergencia en vía pública; la llamada semana trágica, evento totalmente distinto a la epidemia de cólera y a la revolución del 90, por el número de víctimas, por la masiva intervención del servicio de urgencia, -ahora dotado con todos los recursos de la época, especialmente ambulancias- por la extensiva participación de los servicios de urgencia hospitalarios y por las enseñanzas que para la historia de la emergentología prehospitalaria significó.

La Semana Trágica

Con ese nombre se denominaron históricamente los incidentes ocurridos en la Ciudad de Buenos Aires en la semana del 7 de enero al 14 de enero de 1919, entre manifestantes obreros de tendencia anarquista y sectores nacionalistas, policía y Fuerzas Armadas, ocurridos durante el gobierno de Hipólito Yrigoyen. Para esa época estaba viva entre los obreros la llama de la revolución social; corrientes de pensamiento revolucionario marxista y anarquista habían llegado a las costas del Río de la Plata de la mano de la abundante inmigración europea. Las recientes experiencias de la Revolución Mexicana y la Revolución Rusa eran además vistas como un estímulo por los obreros y como una amenaza por las clases dominantes. Simultáneamente, se daba en Argentina un incipiente proceso de industrialización en forma paralela al modelo agroexportador imperante, lo que permitió la formación de un proletariado urbano. La huelga de los 2.500 trabajadores metalúrgicos había comenzado el 2 de diciembre, pero el presente conflicto se había originado con la toma de los Talleres Vasena en reclamos de mejores condiciones laborales. El Gobierno aceptó el planteo gremial desde un principio, pero la intransigencia del sector anarquista de la FORA (Federación Obrera Regional Argentina), sumada al accionar violento de rompehuelgas y de grupos nacionalistas derivó en una escalada de violencia sin precedentes para la Metrópoli.


Sello Utilizado por la FORA Lugar donde se originaron los primeros sucesos; Calle Piperí
y Avenida Alcorta

Según el historiador David Rock, “fue manifiesto que ninguna de las facciones dirigentes reconocidas de la clase obrera desempeñó una parte significativa en la organización de la huelga, en su liderazgo o conducción. En realidad esas fueron las cualidades de las que careció más notablemente el movimiento: un plan, una serie de objetivos, una cadena de comando articulada y coordinada. Esto reflejó en el estilo de la acción, en su incoherencia y en su tipo de agitación, tumultuosa y sin timón…”.

Los incidentes dejaron un saldo de entre 141 a 700 muertos (según la fuente que se tome) y cuatro centenares de heridos. Este suceso es conocido también como el primer pogrom en América Latina, ya que la Liga Patriótica Argentina atacó a la comunidad judía local. . Según La Prensa fueron disparados más de 2.000 proyectiles por unos 110 policías y bomberos. Sólo tres integrantes de las fuerzas represivas fueron levemente heridos. Todo comenzó el 7 de enero, a eso de las tres y media de la tarde, con un grupo de huelguistas en los Talleres Metalúrgicos Vasena en la Ciudad de Buenos Aires (donde hoy se encuentra la Plaza Martín Fierro en el barrio de Barrio San Cristóbal, que había formado un piquete tratando de impedir la llegada de materia prima para la fábrica. En ese momento, los conductores que pasaron por donde estaban los huelguistas, develando su verdadera función, comenzaron a disparar sus armas de fuego contra los trabajadores. Al grupo de rompehuelgas se sumaron inmediatamente las fuerzas policiales que estaban destacadas en la zona desde el comienzo de la huelga. Se vivió un clima de pánico en el barrio, la gente corría a refugiarse donde podía.


Comienzo del Incendio en los Talleres El Juez Dr. Oro, haciendo las primeras
Metalúrgicos de Vasena, situados en las investigaciones con el Jefe de las fuerzas
Calles Urquiza y Cochabamba que mandaba el piquete de caballería

Los huelguistas, algunos de ellos afiliados a la FORA del Vº Congreso (de tendencia anarquista y que promovía la acción violenta ) reclamaban la reducción de la jornada laboral de 11 a 8 horas, mejores condiciones de salubridad, la vigencia del descanso dominical, el aumento de salarios y la reposición de los delegados despedidos.
El Departamento Nacional del Trabajo había hecho lugar a los reclamos obreros y dispuso satisfacer las demandas que fueron desoídas por la parte empresaria. La empresa intentaba seguir funcionando con obreros rompehuelgas provistos por la Asociación Nacional del Trabajo, una asociación patronal que junto con el embajador inglés quiso entrevistarse con Yrigoyen, quien no los recibió y los hizo echar de la casa de gobierno. El jueves 9 de enero de 1919 Buenos Aires era una ciudad paralizada. Los negocios habían cerrado, no había espectáculos, ni transporte público, la basura se acumulaba en las esquinas por la huelga de los recolectores, los canillitas habían resuelto vender solamente La Vanguardia y La Protesta, que aquel día titulaba: “El crimen de las fuerzas policiales, embriagadas por el gobierno y Vasena, clama una explosión revolucionaria”.


Tranvía abandonado en las Calles Moreno y Piedras – Grupo atacando uno de los tranvías

Más allá de las divisiones metodológicas de las centrales obreras, la clase trabajadora de Buenos Aires fue concretando una enorme huelga general de hecho. Los únicos movimientos lo constituían las compactas columnas de trabajadores que se preparaban para enterrar a sus muertos.
Un disturbio entre los obreros en huelga terminó con la intervención de la policía, que disparó con armas largas contra la multitud. En respuesta a esto, Yrigoyen relevó al jefe de policía, nombró a Elpidio González en ese puesto y prohibió a la Liga Patriótica Argentina. Ni bien entró en funciones, Elpidio González comenzó a negociar -por instrucción del presidente- con dirigentes de la FORA IX° Congreso, de tendencia sindicalista y que no propiciaba la violencia como medio político.
Rápidamente llegó a un acuerdo con Sebastián Marotta, secretario general de la entidad gremial, por el cual se aceptaban todos reclamos obreros, se establecía un plazo de 24 horas para su aplicación por parte de Vasena y se liberaban a los obreros detenidos durante los incidentes. A cambio, los huelguistas deberían desalojar el establecimiento ocupado. Sin embargo, la tendencia anarquista de la FORA logró imponer el rechazo al acuerdo en el plenario de la agrupación gremial y la continuidad de la huelga.


Automóvil quemado en la calle Independencia Grupo tomando carros, a los cuales
esquina Perú. sacaban los caballos y descargaban
las mercaderías en plena calle

Elpidio González decidió entonces ir personalmente a los talleres para negociar con los manifestantes, antes de que la situación se torne más violenta. Los huelguistas desconocieron su autoridad y los sectores más radicalizados intentaron agredirlo volcando e incendiando el auto oficial en el que había llegado. Esta acción provocó la muerte del custodio Antonio Marotta. Ante el estancamiento de las negociaciones y la negativa radical de reprimir, la patronal decidió intervenir mediante grupos de choques y rompehuelgas, a los cuales se sumaron organizaciones de ultra-derecha como la Liga Patriótica Argentina que produjeron violentos incidentes en toda Buenos Aires contra trabajadores, inmigrantes, judíos y cualquier persona que fuese vista como una amenaza para la patria por parte de estos grupos. El saldo fue de cuatro obreros muertos y más de treinta heridos, algunos de los cuales fallecieron después. La FORA declara la huelga general, y el sector anarquista le añade la palabra "revolucionaria".


Ciudadanos de la manifestación patriótica Agentes de policía, en la calle Sáenz Peña y Méjico
Atacando un comité sospechoso, en la tratando de repeler una agresión que partió de
Calle Bartolomé Mitre al 3000. de un conventillo cercano.

Con la Policía de la Capital totalmente desbordada, el Gobierno decide la intervención del Ejército para poner orden y pone al frente al General de División Luis Dellepiane, un militar profesionalista que contaba con buenos antecedentes y que había estado siempre subordinado a la autoridad constitucional.


Patrullas de Caballería que recorrían la ciudad, llegando al Congreso Nacional


Las Primeras Fuerzas de Caballería entrando a la Avenida de Mayo


Dos imágenes de la represión; Camión-Automóvil conduciendo tropas de marinería, en la Plaza del Retiro y Comisiones de jóvenes pertenecientes al “Comité Patriota de la Juventud”, recorriendo en automóvil las calles de la ciudad, con la misión de mantener el orden.

El 9 de enero se produce un multitudinario sepelio para los obreros fallecidos, en La Chacarita, que es escoltado por los hombres de Dellepiane para evitar más incidentes. A eso de las tres de la tarde partió el cortejo fúnebre encabezado por la “autodefensa obrera”, unos cien trabajadores armados con revólveres y carabinas. Detrás, una compacta columna de miles de personas. El cortejo enfiló por la calle Corrientes hacia el Cementerio del Oeste (La Chacarita). Al llegar a la altura de Yatay, frente a un templo católico, algunos manifestantes anarquistas comenzaron a gritar consignas anticlericales.
La respuesta no se hizo esperar: dentro del templo estaban apostados policías y bomberos que comenzaron a disparar sobre la multitud cobrándose las primeras víctimas de la jornada. Al paso de la columna por las armerías, éstas eran asaltadas por algunos de los manifestantes que “expropiaban” armas cortas, carabinas y fusiles para “la revolución social”. Se trataba ya de un movimiento semi-insurreccional, que tuvo focos en casi todo el país ( por ejemplo, Rosario, Bahía Blanca, Paraná y Mar del Plata).
Aproximadamente a las 17 horas de aquel 9 de enero la interminable y conmovedora columna obrera llegó a la Chacarita, la gente se fue acomodando como pudo entre las tumbas y comenzaron los discursos de los delegados de la FORA IX.


Cortejo fúnebre de las víctimas de la casa Vasena, dirigiéndose a la Chacarita, siendo conducidos los féretros por sus compañeros de Trabajo. Obreros que acompañaron al cortejo fúnebre y grupo de mujeres del “Comité Feminista”.

En primera fila estaban los familiares de los muertos. Madres, padres, hijos, hermanos desconsolados y acompañados en el dolor y la necesidad de justicia por miles de personas. Mientras hablaba el dirigente Luis Bernard, surgieron abruptamente detrás de los muros del cementerio miembros de la policía y del ejército que comenzaron a disparar sobre la multitudSe produce un episodio confuso. Algunas fuentes aseguran que el primer tiro vino por parte de los obreros, y sirvió de excusa a los extremistas. Lo concreto es que miembros del Ejército, de la Liga Patriótica Argentina y algunos Bomberos comenzaron a disparar contra los manifestantes. Esta acción es impulsada principalmente por sectores nacionalistas. Como se ha expresado, se habían constituido grupos paramilitares, como la nombrada Liga Patriótica, creados para defender los valores conservadores, la tradición y fundamentalmente la propiedad. Estos grupos no dudaron en perseguir y matar a dirigentes obreros, anarquistas, pero también arremetieron contra todo aquel que pareciera extranjero. Así, apalearon y detuvieron a judíos, rusos, polacos y alemanes, entre otros. El caso de los judíos fue notorio por el alto grado de antisemitismo de estos grupos. De la comunidad judía hubo 1 muerto y 71 heridos.
Yrigoyen ratifica con la FORA socialista la liberación de los obreros detenidos, un aumento del 40% y la reducción de la jornada laboral. Cita a Pedro Vasena a su despacho y le exige la aceptación total e incondicional de lo que acababa de acordar con la FORA. Vasena no tiene otra alternativa que ceder. Pero la FORA anarquista vuelve a rechazar el acuerdo y pide la liberación de Simón Radowitzky, un anarquista que purgaba prisión perpetua en Ushuaia por haber asesinado al jefe de policía Ramón Falcón 11 años atrás. Se dijo en una investigación que los obreros anarquistas actuaban bajo la influencia de agentes germanos y soviéticos (por intereses económicos los primeros e ideológicos los segundos)
Finalmente, el martes 14 de enero, Dellepiane se reunió por separado con las dos FORA en donde ambas pidieron "la supresión de la ostentación de fuerza por las autoridades" y el "respeto del derecho de reunión". Es decir, que el Gobierno garantice la normalización de la situación. El planteo es aceptado y ambas centrales finalmente levantan la huelga. Al día siguiente Yrigoyen ordena efectivizar la puesta en libertad de todos los detenidos. Las demandas conseguidas por los obreros de Vasena tuvieron un costo altísimo. A partir de aquí, la clase obrera asistía al hundimiento del anarquismo y a la consolidación de una burocracia sindical en los sindicatos de masas.
Dice Dreier (1920) que si bien se hizo responsable de la huelga a los Talleres Vasena, no se puede soslayar, como ya se ha mencionado, el hecho de que si la condición del obrero no hubiera sido tan terrible, la Huelga Vasena nunca podría haber devenido en la cerilla que envolviera en llamas a los trabajadores en la Argentina.


Familias que, por falta de servicios fúnebres, condujeron a pulso o en carretillas, hasta la Chacarita, los cadáveres de sus deudos


La emergencia sanitaria – Intervención del Sistema de Urgencia Municipal

El número total de víctimas durante estos días es muy difícil de establecer. El gobierno jamás los dará. Según la prensa y diversos testimonios, el número de muertos oscilaría entre 60 o 65, para los más «optimistas», y 1.000. Las primeras cifras son avanzadas por el comisario J. L. Romariz. (...) La prensa argentina publica a lo largo de estos días listas de muertos, las cuales darían un total aproximativo de 200 víctimas, pero se trata evidentemente de listas sumamente incompletas, donde no se incluyen los muertos no declarados en la asistencia pública, los desaparecidos, etc.
La Vanguardia y La Protesta hablan de 700 muertos y más de 4.000 heridos. El número de detenidos alcanzaría cifras enormes; según la prensa, alrededor de 5.000 personas sólo en la Capital. Pero según La Protesta del 29/1/1919, el número total de prontuariados en todo el país asciende a 45.000 personas.

¿Cuántas fueron las víctimas de la represión? El escritor Diego Abad de Santillán computa 1.500 muertos y 5 mil heridos Hubo, además, 55.000 prontuariados, con la accesoria, para muchos, de una quincena de confinamiento en la isla Martín García.
En su libro "La Semana Trágica", el comisario A. Romariz (oficial de la seccional 34a. de la Boca, durante los sucesos), agrega detalles escalofriantes: los cadáveres eran rápidamente incinerados conforme a indicaciones del general Dellepiane. El mismo pudo comprobarlo en la Morgue, cuando acudió a reclamar el cuerpo de un suboficial. "Entretenga a la viuda hasta que se olvide", le dijo el funcionario que lo atendió, escudándose en esa orden.
La Asistencia Pública creada por Ramos Mejía, como expusimos, y que había sido reorganizada recientemente por el Dr. Horacio G. Piñero, quien fuera su Secretario y luego Director -fallecido paradójicamente pocas semanas después de las huelgas- dejando establecidos singulares progresos con los que contaba en el momento de su intervención en la Semana Trágica, tuvo su “bautismo” en emergencias de masa, quizá el más importante de su historia hasta el presente, en consideración al número de muertos y heridos.


Dr. Horacio G. Piñero – Director reorganizador de la
Asistencia Pública de la Ciudad de Buenos Aires

El cuerpo de médicos y practicantes de la Asistencia Pública durante varios días tuvieron que prestar servicios a la población, sin tener descanso y dando pruebas del más alto sentimiento altruista, expresa un editorial periodístico de la época. Tuvieron que intervenir en cientos de heridas mortales y en miles de heridos de diferente gravedad, tanto de los huelguistas como de las fuerzas policiales, militares y voluntarios de la “Liga Patriótica”. Todos los enfrentados reconocieron luego su atención oportuna, arriesgada (literalmente bajo las balas de armas cortas, largas, ametralladoras y cañones), ímproba y eficaz.


“Los Abnegados de la Semana” - Personal de Médicos y Practicantes de la Asistencia Pública; Dres. Quanni; H. González del Solar (Director); C. Edo; J.N.Requena; F. Díaz; C.G. González; F. Bustos y T. Francavilla, junto a los miembros de la administración; Sres. H. D`Amato; N.A.Baeza; A.L. Salas y otros.

En la noche del 11 de Enero por la noche las ambulancias de la Asistencia Pública tuvieron que intervenir prestando auxilios de urgencia a las víctimas del tiroteo en la Avenida de Mayo. La prensa reconoció la capacidad de los médicos para afrontar cualquier sacrificio y responsabilidad que les imponga su deber. Agregando; es bueno que recuerden esto los altos poderes públicos cuando en las horas tranquilas se deslinden posiciones, y los que suelen hacer chistes de los médicos recuerden los respetos y consideraciones que nunca aquéllos reclaman, pero que saben conquistar con su conducta cuando llega el momento.


Ambulancias de la Asistencia Pública en la noche del 11 de Enero en el tiroteo de Avenida de Mayo


Cadáveres depositados en el Anfiteatro de la Asistencia Pública

Médicos y Servicios que se distinguieron en la emergencia

Los Hospitales públicos también intervinieron activamente en la asistencia de urgencia a las víctimas de la acción de los huelguistas y agitadores y de la represión. Asimismo, los hospitales se vieron forzados a enviar sus ambulancias, enarbolando la Cruz Roja, a recolectar sus alimentos de la estación. Esto devino en duras privaciones para las madres con criaturas y para los niños pequeños, puesto que no habría de comprarse ningún pan, y no habría de tenerse nada de leche. Los propios médicos debían enarbolar la bandera de la Cruz Roja para poder pasar sin ser importunados. La mayor cantidad de muertos y heridos se produjo en las proximidades de los Talleres Vasena.
La Dra. Alicia Moreau de Justo, fue llamada a muchas casas judías para atender a los heridos. Su descripción de la devastación en estas casas fue muy gráfica; los libros habían sido rotos o quemados, los muebles destruidos, y muchos habían infligido heridas a personas inocentes, todo por una fábula de periódico sumada a la confusión y el temor de la gente.
En primer lugar, el Hospital Argerich, que se ocupó fundamentalmente de las víctimas en los enfrentamientos en las inmediaciones de la Comisaría 24, bajo la Dirección del Dr. J. Agustín Videla. (Dreier, 1920).


Heridos graves que se asistieron en el Hospital Argerich


Dr. J. Agustín Videla, con los Dres. Ernesto H. Comotti, Leonardo O. Costas, Luis Falcón, Y. Vuono, con los practicantes del Servicio en el Hospital Argerich, que intervinieron en la Semana Trágica.

Quizás el Hospital más comprometido en la asistencia fue el Ramos Mejía, en tanto sus ambulancias recogieron cadáveres y heridos graves por decenas.


Cadáveres recogidos en la vía pública por las ambulancias del Hospital Ramos Mejía


Cabo de policía, herido grave, en el Hospital Ramos Mejía


Señora, gravemente herida, conducida al Hospital Ramos Mejía


Niño, herido en la frente, asistido en el Ramos Mejía

Intervinieron también, en menor medida, los Hospitales Durand, Rawson, Pirovano, Tornú y Bosch, lo que da una idea de la amplitud geográfica de los enfrentamientos, así como la Morgue de la Escuela de Medicina.


Hospital Durand; Doctores Carlos Edo ( Director , Delio Aguilar, Arturo R. Augel, Angel G. Gallo y Ricardo Amoedo, médicos internos y los practicantes que los secundaron en las tareas


Hospital Rawson; su Director, Dr. J. Medina, con los médicos
y practicantes, farmacéutico y administrador.


Hospital Pirovano; personal de médicos y practicantes que intervinieron en la urgencia, rodeando al Director Dr. Juan B. Emina.


Hospital Bosch; Su Director Dr. Guillermo H. Andreu, médicos y practicantes del mismo.


Hospital Tornú; Doctores A. Raimondi (Director), J.L. Maquedas, M. Carpio, N. Romano, M. Ochoa, Jefe de Laboratorio, Administrador y practicantes del Hospital Tornú.


Morgue de la Escuela de Medicina; personal del cuerpo de bomberos, al mando del subteniente Pedro Muro, que colaboró en prestar servicios llevando los cadáveres a la institución.

Consideraciones finales

Como cierre transcribimos la opinión de los medios de comunicación de la época; Se ha hecho digna del aplauso público la humanitaria y abnegada labor desplegada por los médicos y practicantes de los hospitales de la Capital, tarea realizada con el desinterés y altruismo que es timbre de honor de la profesión.

Bibliografía

  • Pigna, F. - Los mitos de la historia argentina III, Editorial Planeta, 2006
  • Aragón, H. - La semana trágica 1919 - 17 Abril de 2008
  • Ceruti, L. – La Semana Trágica de enero de 1919: huelga, lucha y represión - 2013
  • Di Mario, M.C. - De crónicas y escrituras en la Semana Trágica ©Ediciones CCC, Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini - Ediciones del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos C.L. - 2008
  • Bilsky, E. - La Semana Trágica - Buenos Aires : Centro Editor de América Latina, c1984.
  • La Nación - POLICIA- LA HUELGA EN LO DE VASENA - Trescientos tiros de revólver. 4 de enero de 1919
  • Lemus, J.D. – Colección Caras y Caretas, 1919.
  • Dreier, K. – del libro Five Months in the Argentine from a Woman´s Point of View. 1918 to 1919 – Frederic Farchild Sherman, Nueva York, 1920

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